Septiembre marca un nuevo comienzo: horarios laborales más exigentes, la vuelta al colegio y el final de los días largos de verano. Sin embargo, este cambio brusco en el estilo de vida tiene un efecto directo en nuestro descanso. La Sociedad Española de Sueño (SES) advierte que entre un 10% y un 15% de la población sufre insomnio u otros trastornos del sueño, un problema que suele agravarse en las transiciones de rutina.
El desajuste del reloj biológico
Durante las vacaciones solemos acostarnos más tarde, despertarnos sin despertador y pasar más tiempo al aire libre. Estos cambios alteran la producción natural de melatonina, la hormona que regula nuestro reloj interno. Al regresar a la rutina, muchas personas notan más dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos o una sensación de cansancio continuo.
El investigador Darío Acuña, referente en el estudio de la melatonina, explica que los problemas de sueño no deben subestimarse, ya que pueden estar vinculados con un deterioro cognitivo precoz si se mantienen en el tiempo.
Estrategias para dormir mejor en septiembre
La vuelta a la rutina puede ser un buen momento para implementar hábitos de higiene del sueño:
- Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
- Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir.
- Cenar ligero y dejar pasar un mínimo de dos horas antes de acostarse.
- Crear un ambiente oscuro, fresco y silencioso en la habitación.
Además, cada vez más personas recurren a complementos naturales que ayudan en este proceso de adaptación, como la melatonina, la valeriana o el reishi. La innovación del mercado ha traído nuevos formatos accesibles, como las gominolas para dormir con melatonina, que combinan varios de estos ingredientes.

Arturo, CEO de Greenery 420, señala que:
“Quien lo usa una vez, repite siempre, dado que los resultados por norma general son muy positivos según vemos en nuestros clientes”.
El descanso como inversión en salud
Dormir bien no es un lujo, es una necesidad biológica que repercute en el rendimiento laboral, el estado de ánimo y la salud a largo plazo. La vuelta a la rutina puede ser dura, pero también es una oportunidad para establecer nuevos hábitos que mejoren nuestra calidad de vida.