viernes, noviembre 14, 2025

El reto invisible del cuidado familiar en España; cuando cuidar también implica dejarse cuidar

En España, más de 8 millones de personas asumen el papel de cuidadores familiares, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Fundación Caser. Detrás de estas cifras se esconde una realidad silenciosa: el 80% los cuidados son informales, y la mayoría recaen en mujeres, que compatibilizan esta labor con sus responsabilidades personales y profesionales.

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El cuidado familiar (aunque profundamente humano y afectivo) suele venir acompañado de altos niveles de estrés, sobrecarga emocional y desgaste físico. Muchos cuidadores afrontan jornadas interminables, con escaso descanso y sin apoyo profesional, lo que incrementa el riesgo de ansiedad, depresión o lesiones musculoesqueléticas derivadas del esfuerzo continuado.

“El mayor reto no es solo cuidar, sino hacerlo sin perder la propia salud ni la identidad personal. Cuidar también es dejarse cuidar”, explican desde Senniors, especializados en el cuidado de personas mayores y dependientes en el hogar.

Una realidad poco visibilizada

En un contexto de envejecimiento acelerado de la población, España encara un desafío social y sanitario de gran magnitud. El sistema público de atención a la dependencia sigue mostrando lagunas en cobertura y recursos, lo que deja a muchas familias sin el apoyo necesario.

Esta falta de visibilidad convierte al cuidado familiar en un reto invisible, sostenido principalmente por vínculos afectivos más que por estructuras formales de soporte. En muchos casos, los cuidadores sienten culpa o miedo al buscar ayuda externa, interpretándose erróneamente como una renuncia al amor o a la responsabilidad familiar.

Un estudio publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health señala que el 73,8% los cuidadores informales en España son mujeres, lo que refleja la desigual carga de género en el cuidado no remunerado.

El papel de Senniors: un aliado, no un sustituto

Senniors propone un cambio de paradigma: profesionalizar el cuidado sin despersonalizarlo. Su modelo combina acompañamiento emocional, seguimiento clínico y servicios a domicilio personalizados, con el objetivo de apoyar a las familias y preservar su bienestar.

La plataforma conecta a cuidadores profesionales cualificados con familias que necesitan ayuda, ofreciendo un plan de cuidados adaptado que incluye fisioterapia, estimulación cognitiva, terapia ocupacional y coordinación asistencial. “El amor y el compromiso de las familias son insustituibles. Nuestro papel es ofrecer herramientas para que ese amor no se convierta en agotamiento”, destacan desde Senniors.

Cómo prevenir el agotamiento del cuidador

Los expertos de Senniors comparten algunas recomendaciones prácticas para cuidar sin perder la salud ni el equilibrio personal:

Pedir ayuda a tiempo. Reconocer que se necesita apoyo no es debilidad, es una forma de cuidado consciente.

Cuidar el descanso y la salud mental. Dormir bien, delegar tareas y mantener espacios personales reduce el riesgo de fatiga.

Acceder a acompañamiento profesional. Contar con fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales o psicólogos puede mejorar la calidad del cuidado y la del cuidador.

Formarse y apoyarse en la comunidad. Existen recursos locales, asociaciones y plataformas como Senniors que facilitan información y apoyo especializado.

Cuidar con apoyo profesional también es amor

El reto del cuidado familiar no debería recaer en solitario sobre los hombros de quien ama. Reconocer la necesidad de apoyo profesional no resta afecto, lo multiplica.

Desde Senniors recuerdan que “el bienestar de quien cuida es tan importante como el de quien recibe el cuidado”, y que apostar por soluciones de acompañamiento profesional es la clave para construir un sistema de cuidados más humano, sostenible y digno.

69163fe458476 Vida.es

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