La tradición culinaria encuentra en diciembre uno de sus momentos más significativos. La elección de productos con historia y arraigo se convierte en una forma de celebrar lo esencial: el sabor, la autenticidad y el tiempo compartido. El jamón ibérico Navidad ha pasado de ser una elección ocasional a consolidarse como el eje central de muchas mesas festivas, no solo por su calidad, sino por lo que representa.
Félix de Múrtiga, firma nacida en Jabugo, ofrece piezas que rinden homenaje al arte de hacer las cosas bien, con paciencia, dedicación y respeto por la tierra. Su propuesta revaloriza el producto ibérico como símbolo de celebración pausada y legado gastronómico.
Curación lenta, sabor que perdura
Las piezas de Félix de Múrtiga se curan al ritmo natural de la sierra de Jabugo, donde el clima templado y el aire puro acompañan sin prisas el proceso. En sus bodegas, la salazón y el secado se supervisan con precisión por maestros jamoneros, quienes entienden que cada pieza necesita su propio tiempo para alcanzar su plenitud.
El jamón de bellota 100 % ibérico, con doble certificación D.O.P. Jabugo y brida negra, es el resultado de esa atención constante. La infiltración de grasa, uniforme y delicada, permite una textura jugosa y un aroma profundo, difícilmente igualable. Cada corte evoca la esencia de un proceso cuidado de principio a fin.
Esta calidad no se improvisa. Se construye desde el origen, con cerdos de raza ibérica pura criados en libertad, bajo una alimentación basada en bellotas y hierbas frescas durante la montanera. La supervisión de cada fase garantiza un equilibrio perfecto entre tradición, bienestar animal y excelencia en el resultado final.
Una tradición que se sirve en lonchas
La época navideña cobra una dimensión especial con la llegada del jamón ibérico para Navidad, disponible tanto en piezas enteras como loncheado al vacío, sin perder sus cualidades organolépticas. La posibilidad de elegir distintos formatos permite adaptarse a cada celebración, manteniendo intacta la experiencia.
Las paletas de bellota 100 % ibéricas, elaboradas con el mismo rigor artesanal, ofrecen una alternativa igual de noble. Procedentes de cerdos criados en libertad y alimentados con bellotas durante la montanera, estas piezas condensan en cada loncha la fuerza del campo y la sabiduría de generaciones. La dehesa, con su ritmo estacional y sus encinas centenarias, aporta el carácter que define cada producto.
La propuesta de Félix de Múrtiga invita a volver al origen, a redescubrir el valor de lo auténtico, a compartir sabores que conectan con la memoria. Su jamón ibérico se convierte así en mucho más que un alimento: es una forma de entender el tiempo, de cuidar los detalles y de disfrutar sin artificios.
Esta Navidad, cada mesa puede convertirse en un reflejo de ese compromiso con lo bien hecho, con lo que perdura y emociona.



